A todo vapor comercialización
carne cultivada en laboratorio
El pollo es la estrella del momento


lunes 24 de julio de 2023
Aunque pasará aún algún tiempo hasta que usted encuentre neveras y freezers de supermercados repletos de carnes de todo tipo cultivadas en laboratorio, es de todos conocido que la carrera dio inicio y va a todo vapor en vías de convertirse en un superlucrativo mercado mundial estimado en $25,000 millones para 2030.
En estos momentos, aún los costos de producción a gran escala continúan siendo muy altos, pero ya no es visto como un impedimento, sino como un escollo salvable mediante la industrialización, junto al empuje y apoyo de los gobiernos y autoridades sanitarias mundiales.
Todo esto en el marco de la agenda 2030 para un desarrollo sostenible, leyes proteccionistas contra el cambio climático y el concepto de eliminar el daño y sacrificio de animales, además de reducir drásticamente el impacto ambiental del pastoreo, junto al cultivo y producción de alimentos para animales y los desechos que estos producen.
¿Y de qué estamos hablando?¿Cómo se hace esta carne y cuán saludable es?:
Seguramente, ya usted ha escuchado del tema, que pica y se extiende.
Hablamos de carne real, o al menos alegadamente sabe y se siente como carne real, hecha a partir de crecimiento inducido y “natural” de células madre. Y cuando decimos natural, es porque las células vivas continúan un proceso de crecimiento y reproducción no inventado por el hombre, sino manipulado por este.
Hablamos de todo tipo de carnes: pollo, res, cerdo, cordero… Siendo la carne de pollo la estrella del momento. Esto, porque es la que mejores resultados brinda en cuanto a sabor, textura y control de “calidad”, con las tecnologías existentes.
Por eso, Singapur y Estados Unidos dieron un paso al frente y aprobaron su consumo.
Esta carne no es otra cosa que masas de células de crecimiento controlado, bastante distante a la idea de un laboratorio con una máquina parecida a la estructura de un microondas con sistema de goteo de nutrientes, como hace más de una década comenzó la carrera. Nada que ver.
En síntesis, se trata de un cultivo de células procedentes de un animal escogido por sus características óptimas de mercado o de un óvulo fecundado o de un banco especial de células previamente almacenadas.

Se coloca una laminilla de estas células en moldes y luego en tanques de acero llenos con una solución de agua, sal, nutrientes y otros aditivos que favorecen e inducen su rápido crecimiento.
Durante el proceso, que involucra un personal técnico especializado, es necesario diferenciar células para alcanzar el tejido y textura deseado a base de músculo.
El resultado final es una inmensa masa de células, sin hueso ni piel, en láminas que pueden variar de tamaño en virtud de la capacidad de los equipos industriales utilizados.
El paso final es el corte y modelación de la carne en forma de pechugas o nuggets (en el caso del pollo) o filetes y brochetas en otros tipos de carne, para que visual y comercialmente sean atractivos para los consumidores.
La meta de estas biofábricas o “laboratorios” industriales es lograr alcanzar una producción, no de cientos de libras, sino de toneladas.
En el caso de EE.UU., la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) otorgó una “Certificación de Seguridad” para el cultivo y venta de esta carne a la empresa Upside Foods en noviembre de 2022 y en junio de 2023, finalmente autorizó la venta de estos productos a dicha empresa y su competidora Good Meats, propiedad de la empresa fabricante de sustitutos vegetales del huevo, Eat Just.

La FDA aprobó la venta y producción de este tipo de carne de cultivo, sin mayores pruebas experimentales de efectos a mediano y largo plazo, algo a lo cual tiene acostumbrados a los estadounidenses esta cuestionable agencia federal.
Las garantías de seguridad certificadas por la FDA pueden ser evaluadas a la luz de las expresiones vertidas en Twitter por el CEO y fundador de Upside Foods, el médico cardiólogo Dr. Uma Valeti, quien dijo: “UPSIDE recibió la ‘carta de no preguntas’ de la FDA. Han aceptado nuestra conclusión de que nuestro pollo cultivado es seguro para comer”.
La seguridad y si es o no saludable consumir esta carne es y será tema de debate por los próximos años, con grandes intereses económicos presionando la balanza.
La Dra. Vilma Calderón, nutricionista puertorriqueña, expresó en entrevista radial en Radio UPR, con el periodista Roberto Morales Cabán que: “Definitivamente esto no es carne, no se le puede llamar carne, no reúne los criterios de lo que conocemos como carne, sino tal vez se le puede llamar como pseudocarne… Esto ha sido aprobado por el FDA y el USDA que son agencias federales que lamentablemente tienen poca credibilidad y la confianza de la gente se ha visto muy lacerada por muchos problemas que han tenido, incluyendo precisamente la aprobación de los GMO (Organismo Modificado Genéticamente) sin estudios de larga duración a pesar de las protestas de sus propios científicos. Estas son acciones que reflejan un compromiso económico con diversas compañías, más que el rigor en la protección de la salud de la gente… ¿Qué tipo de sustancia, de hormona, de antibiótico se tienen que utilizar en la proliferación o crecimiento de estas células de tejido animal? Teníamos preocupación con las aves, en particular con el pollo, porque se le daban hormonas para aumentar el crecimiento de estos animales, y esas hormonas pasaban a la sangre… Si estábamos ya preocupados con las hormonas que se le añadían a los pollos, como no vamos a estar preocupados ahora que no son solamente hormonas, sino antibióticos y muchas otras sustancias”, expresó Calderón.
Sin embargo, la opinión de esta experta contrasta con las expresiones vertidas por el Dr. Valeti en entrevista en CNN, quien de manera desenfadada y frugal expresó, que el proceso de hacer carne cultivada era “similar a la elaboración de cerveza, pero en lugar de cultivar levadura o microbios, cultivamos células animales… Estos productos no son veganos, vegetarianos o basados en plantas: son carne real, hecha sin el animal”.
Llama la atención y es motivo de preocupación que al presente no es requisito para las compañías autorizadas etiquetar estos productos cárnicos para establecer diferencias o a los establecimientos que los vendan notificar al público.
El autor es periodista acreditado por el Departamento de Estado de Puerto Rico Miembro de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO)
Miembro de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ), Wa.DC