Clínicas transgénero:
Amenaza contra
la salud y la niñez
Tratamiento hormonal hasta en infantes


lunes 12 de junio de 2023
La proliferación de clínicas para el tratamiento de niños(as) transgénero con hormonas cruzadas, como bloqueadores de la pubertad, a fin de evitar su desarrollo sexual natural y alcanzar alguna afinidad con su identidad y percepción de género, está creando alarma en Estados Unidos en sectores conservadores, tanto a nivel social, como político y científico.
Al parecer los términos inclusión, tolerancia y disforia, han llegado demasiado lejos, al aplicar tratamientos que dejan efectos de por vida en pacientes que no poseen la madurez emocional e intelectual para tomar decisiones sobre sus cuerpos.
Según la Clínica Mayo, disforia se define como: “Sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir las personas, cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer o de las características físicas relacionadas con el sexo”.
Organizaciones como: La Sociedad de Endocrinología; la Asociación Médica Americana; la Asociación Médica de Carolina del Norte; el Instituto Kanof para el Liderazgo Médico; el Duke Health, adscrito a la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke; el Dell Children’s Medical Center; el Texas Children’s Hospital, entre muchos otros, apoyan o están involucrados en estos procedimientos de transformación transgénero en niños, y según ha trascendido, se ha registrado el tratamiento hormonal cruzado en niños (as) de hasta dos años de edad.

Algunos estados han adoptado políticas de cero tolerancia a este tipo de práctica médica.
De igual manera, existen cientos de organizaciones y movimientos de activistas, como son la Heritage Foundation, la Family Policy Alliance y la Education First Alliance, entre otros, opuestos a esta práctica, la cual catalogan como una transgresión a la niñez y a la integridad física de estos.
También comienzan a aflorar historias de adultos transgénero arrepentidos tras haber sido sometidos a estos “tratamientos”.
Que dice la ciencia al respecto:
Detrás de las tendencias y de los que ven en este sector una industria médica incipiente, existe un serio debate en la comunidad científica.
Se trata de alterar o revertir los procesos biológicos naturales en el desarrollo del individuo, a nivel metabólico, celular y sistémico.
Muchos de estos niños están siendo tratados con la hormona liberadora de gonadotropina (GnRHa), que bloquea “de manera reversible” el desarrollo de la pubertad. Luego, cuando alegadamente están “convencidos” de su identidad, estos pacientitos son tratados con otras hormonas de afirmación de género e inclusive cirugía.
Algunos estudios señalan que estos tratamientos hormonales incluyen factores de riesgo para los niños(as) y adolescentes, tales como: cambios en la composición corporal, crecimiento lento, disminución de la velocidad de crecimiento y disminución del recambio óseo, entre otros; aunque la mayoría de estos estudios terminan concluyendo con el conocido estribillo: “Los beneficios superan los riesgos”.
A juzgar por los hechos, volvemos a estar inmersos en otro experimento científico-social de resultados desconocidos a largo plazo, en donde no hay suficientes datos para garantizar seguridad y beneficios.
Un estudio producido por investigadores del Departamento de Endocrinología Pediátrica del Centro Médico Universitario de Ámsterdam, revela que las niñas transgénero expuestas a estos tratamientos, tenían puntuaciones relativamente bajas de densidad mineral ósea, tanto al inicio, como después de tres años de tratamiento con estrógenos, algo que pudiera exponerlas a un mayor riesgo de fracturas a medida que envejecen.

Otro estudio producido por investigadores de la División de Endocrinología del Boston Children’s Hospital, junto al Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, revela un riesgo de alteraciones no deseadas en el crecimiento, así como la necesidad de mayor investigación al respecto.
Más comprometedores y preocupantes son los hallazgos revelados en un estudio producido por investigadores del Consorcio Kaiser, junto a la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, New York y la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory, en Atlanta, que asocia problemas cardiovasculares con estas terapias hormonales en la comunidad transgénero: “El tromboembolismo venoso (TEV), el accidente cerebrovascular isquémico y el infarto de miocardio en personas transgénero pueden estar relacionados con el uso de hormonas”, reza el documento.
Los datos están ahí y deben ser ampliamente divulgados, más aún cuando estas terapias van a ser administradas en una población sin la capacidad o madurez de comprender y decidir sobre las implicaciones futuras de las mismas sobre sus cuerpos.
El autor es periodista acreditado por el Departamento de Estado de Puerto Rico Miembro de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO)
Miembro de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ), Wa.DC
Sacude comunidad LGBTT ley prohibe procedimientos transgénero en niños