
Lo inaceptable se logra embruteciendo
al pueblo y engordando a los
“profesionales” de la Salud
NOTA: Si es usted sensible a las palabras esdrújulas en castellano viejo, no lea este editorial.
Mientras menos informado se encuentre un pueblo y más informado piense que está, más fácil de manipularlo, controlarlo y dirigirlo a la aceptación de lo inaceptable. Así funciona y ha funcionado el gobierno del Administrador Pandémico Colonial, Pedro Pierluisi, durante los últimos tres años de “pandemia”, montado en la ola de las tendencias y utilizando a los glotones medios de comunicación, a quienes ha rentado aprovechando la lluvia de recursos casi ilimitados.
Y hablando de glotonería, qué mejor ejemplo que un sector de los médicos del país, muchos de los cuales continúan exigiendo prueba de vacunación en sus oficinas, en acto de solidaridad con el festín que viabilizó el pago de sus Mercedes y salvó a muchos de la quiebra. Una solidaridad con la esperanza de que la bonanza pandémica se extienda un poco más.
Y pueden estar seguros de que no voy a pedir disculpas por lo que voy a decir: Acaso son ustedes, médicos de pacotilla, tan mediocres como para no saber que las vacunas no brindan protección contra la infección del Covid-19 y que por lo tanto, da igual que su oficina esté llena de vacunados, como de no vacunados. ¿O acaso solo leen las revistas de suscripción que repiten la narrativa oficial, dejando de cuestionarse y de buscar respuestas? Es decir, dejando de ser científicos. O tal vez nunca lo fueron, y ese término siempre les quedó grande.
Médicos de círculo social, que su último gran esfuerzo mental terminó el día de la reválida. De hecho, y como dice un amigo colega suyo: “Se les olvidaron los principios básicos que debieron haber aprendido en la escuela de medicina, pues no hay ni siquiera que leer más”.
Sí, hablo de usted mismo, que continúa pidiendo prueba de vacunación o PCR, las cuales sabe muy bien que no brindan resultados certeros y que pueden dar positivo a cualquier virus. ¿Pide usted pruebas negativas de influenza o de otras enfermedades infecciosas que tienen más mortalidad que el Covid-19? ¿Piensa que la gente no se va a recordar de su papelón cuando todo esto termine y explote a la luz pública?
¿Qué va a decir usted? ¿Que Fauci, Mellado, Pierluisi o Biden lo cogieron de pensuaca? ¿Y para qué carajo estudio usted?
Aquí hay tres tipos de médicos: (1) El buen médico despierto, que no ha estado dispuesto a engañar ni poner en riesgo a sus pacientes, (2) el médico ganso, consciente del entuerto pandémico, que descubrió la manera de cuadrar sus finanzas maltrechas a causa de los planes médicos y del cartel de la medicina, a costillas de la salud de sus pacientes y (3) el médico de lalalandia, que ni se cuestionó lo que resultaba absurdo y acogió como cierto lo que sus vacas sagradas le decían, exactamente como cualquier ciudadano, con la diferencia de que es médico.
Todavía el gatillero a sueldo de Mellado mantiene la exigencia de prueba de vacunación o negativa de PCR para entrar a ver a un familiar en el hospital. Un descomunal abuso que ha producido mucho dolor irreparable, e inclusive muertes en total angustia.
Y si esto lo cuestiona usted amigo lector, y lo ve razonable para proteger a los enfermos y personal médico, no lo culpo, pues solo los medios alternativos hemos estado divulgando la verdad de esta “pandemia”, de este virus y esta enfermedad, que tiene menos de un 1% de mortalidad, con o sin vacunas.
Sencillamente usted no sabe lo que muchos de estos médicos saben hace rato, pero puede estar seguro que lo va a saber, aunque sea demasiado tarde para su salud, porque las “vacunas” de este experimento son literalmente un veneno corriendo por las venas de los inoculados, y es posible que muchos mueran en negación de que los cogieron de pendejos, siendo tan listos, inteligentes y despiertos.
El propósito de este individuo, Dr. Carlos Mellado, quien tiene muchos esqueletos en su closet y serias explicaciones que darle al país, no es proteger a nadie, sino responderle a unas métricas de vacunación para acceso a fondos federales. Una cuenta que tiene que rendir al Administrador Pandémico Colonial. Por lo tanto, se ha concentrado en forzar la vacunación en el embudo de las urgencias y sensibilidades que representan los seres queridos en los hospitales, el acceso de los niños a la educación en las escuelas y los certificados de salud para trabajar.
Esa es la última trinchera de este animal político con estetoscopio de doctor; de este individuo mórbido de poder, que se ha rodeado de gatilleros médicos como Iris Cardona y Melissa Marzán, entre otros. Todos ellos candidatos en su día al enjuiciamiento por daños a la salud del pueblo y crímenes de lesa humanidad. Todos han utilizado la coerción, la treta, el engaño, la traición a su patria y a la buena ciencia, para lograr sus objetivos de lucro y ascenso profesional. Por todo lo cual, tienen en sus manos el boleto para terminar implorando por la clemencia del pueblo, que les cojan pena bajo el argumento de que fueron engañados.
A usted médico, le sugiero que deje de ser marioneta, quítese el anzuelo de su boca, comience a hacer las pases con la ciencia y la verdad, no lo piense dos veces, porque de otra manera pagará el precio de toda una generación de profesionales de la salud que se vendieron como prostitutas y antepusieron el dinero al temor al escarnio. Y antagónicamente, el escarnio obtendrán. Antepusieron la mentira y la contradicción, a la ciencia y lo aprendido, por temor a la miseria. Y antagónicamente, miseria tendrán.
Y si se siente usted aludido u ofendido por este editorial, es porque precisamente es uno de esos médicos de pacotilla, a los cuales va dirigido el mismo, los buenos médicos no tienen ese problema, y créame que se han disfrutado este editorial hasta el final.