lunes 4 de septiembre de 2023

Primarias y Elecciones 2024:

Atreverse o no atreverse

el gran reto al elector

Las elecciones de 2024 están comenzando a verse cerca y el tiempo vuela.
¿Qué tu hacías hace cuatro años atrás?
¿Tu entorno, tu salud, tu economía, tu familia, tu empleo, tus metas… Han cambiado o se mantienen igual?
Cuatro años es una vida que no se puede despachar con euforia ni mucho menos con jingles de campaña y “cuatro años más”.
Tampoco se pueden entregar cuatro años de tu vida a la virtud del que mejor critique.
Y es que pienses lo que pienses o digas lo que digas, quien asume el poder político del país afecta directamente tu vida y la de tu familia. Esto ya te ha sucedido y te volverá a suceder.
Habiendo dicho eso, es menester recordar que hay mucho poder en el voto, en la suma y en la resta también.
¿Eres de los que no votas, porque “todos los políticos son iguales”?
No hay problema con eso, es otra manera de ejercer tu derecho, sin embargo, realmente eso es falso, nadie es igual a nadie, aunque todos los gatos maullan.
Por otro lado, ¿Cómo votas? Como un buen penepé, como un buen popular, como un buen independentista… O ya formas parte de los paladares más finos, que prefieren la carta, al menu del día.
Esos últimos son los que los políticos detestan, porque son los impredecibles que deciden elecciones y hacen que se produzcan las sorpresas y los titulares históricos.
Administrar la colonia, en combinación con enarbolar el discurso ideológico, se ha convertido en un gran negocio para los mercaderes políticos. Una mezcla entre lo tangible e intangible, lo sólido y lo hetéreo, la matemática y la pasión.
Y en ese marco, presumir de hacer, con lo que te dan para que hagas, es la orden del día en la colonia. Un subterfugio ideal para desviar la atención de lo que no se hace por falta de visión, ineptitud o la razón que sea.
El político puertorriqueño, a diferencia de otros países, no tan solo tiene garantizado su sueldo, sino una subvención billonaria para que mueva el fondillo, las neuronas y haga al menos una cuarta parte de lo que promete.
En ese contexto, bajo esa premisa y con el jamón serrano colgando, hay gente que le sobra fuerza de cara, movimiento de piernas y de lengua, para lanzar y relanzar candidaturas, pero le falta propósito, compromiso y carácter para ejecutar lo que su lengua en caja de bolas expresa.
Desafortunadamente, el carácter de un candidato solo puede aquilatarse, no por como habla o reacciona a preguntas en debates, sino cómo actúa en calidad de funcionario o gobernante.
Cómo actúa protegiendo a todos y cada uno de los ciudadanos, sin abusar del poder, es la respuesta y materialización de ese carácter.
En ese sentido, me viene a la mente el alcalde de San Sebastián, Javier Jiménez.
Que gran bendición sería si Puerto Rico algún día tuviera en escena un gobernador de la talla y estatura de ese caballero.
Por otro lado, los incumbentes pueden tener ventaja o marcas en la frente, debido a sus ejecutorias, que los propulsen o señalen e inhabiliten con un porciento decisivo de los electores el día y la hora de las urnas, bien sea en primarias, como en generales.
Creo que de eso último veremos mucho en las primarias de junio de 2024.
Para finalizar esta nota editorial, es claro que uno de los mayores problemas, en términos electorales y políticos, que enfrenta el país, es el exceso de políticos de carrera y la poca participación de candidaturas frescas, capacitadas y atrayentes, que rompan el molde y puedan hacer la diferencia para crear un cambio de rumbo hacia el Puerto Rico que pudo haber sido y no es.
Y si existen o surgen esos candidatos que se atrevieron a lanzarse al servicio público,
el pueblo también tiene que atreverse a darle la oportunidad al que oportunidad merece.
Estas elecciones, comenzando con las primarias, son esa gran oportunidad de evaluar y como elector ATREVERSE.