“Nuevas” vacunas COVID:

¿Mismo dulce en otro palito?

Datos FDA y CDC levantan bandera

martes 12 de septiembre de 2023

Después de la patriótica decisión de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), emitida el pasado 11 de septiembre, autorizando las “nuevas” vacunas contra el COVID-19 de Pfizer y Moderna, las cuales prometen efectividad contra las subvariantes EG.5 y XBB.1.5 de Omicron, salió a relucir en un comentario de la agencia que en realidad estas vacunas tienen un nivel de protección similar a las anteriores.
“Las vacunas de ARNm actualizadas se fabrican mediante un proceso similar al de las formulaciones anteriores. En estudios realizados recientemente, el grado de neutralización observado por las vacunas actualizadas contra las variantes virales actualmente en circulación que causan COVID-19, incluidas EG.5 y BA.2.86, parece ser de una magnitud similar al grado de neutralización observado con versiones anteriores de las vacunas contra las variantes anteriores correspondientes contra las cuales se habían desarrollado para brindar protección”, expresa la FDA en el documento.
O sea, que bajo esta premisa se puede entender que tenemos unas vacunas que están muy lejos de servir como escudo protector para el contagio y cuya durabilidad está sujeta a la próxima mutación del virus que pudo ya haberse producido.

Lo curioso del asunto es que la FDA amarra su aprobación y las bondades de las nuevas vacunas a los efectos y resultados de las pasadas vacunas al añadir que: “Esto sugiere que las vacunas son una buena combinación para proteger contra las variantes de COVID-19 que circulan actualmente. El perfil beneficio-riesgo de las vacunas de ARNm COVID-19 previamente autorizadas y aprobadas se comprende bien, ya que estas vacunas se han administrado a cientos de millones de personas en los Estados Unidos”.
Por su parte y en ese contexto, el 12 de septiembre de 2023, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) presentan unos datos que arrojan aún más luz en términos de qué podemos esperar de las “nuevas” vacunas aprobadas por la FDA, en virtud de la tan cacareada protección contra hospitalizaciones, que alegadamente ofrecían los pasados refuerzos bivalentes.
Según los CDC, contrario al 15% de protección contra hospitalización que ofrecían las antiguas vacunas monovalentes en adultos sanos de 18 a 64 años, la versión bivalente aumentó la protección a un 61%, pero esa protección cayó al 15% entre 60 y 119 días y a 1% después de los 120 días.
Por tal razón, fue que el secretario de Salud de Puerto Rico, Carlos Mellado hizo público en verano de 2022 que las personas requerirían de tres a cuatro dosis de estas vacunas al año para tener la alegada protección que ofrece la controvertida sustancia experimental, contra un virus con menos de un 1% de letalidad a nivel mundial.
Una cantidad de dosis de refuerzos contra un virus, que como todo virus nunca dejará de mutar, y cuyo efecto neto, en opinión de la inmunóloga boricua, Dra. María Carrascal, lejos de reforzar el sistema inmunológico lo erosiona al punto de hacerlo vulnerable a sinnúmero de enfermedades. Lee aquí
Así las cosas, los datos sobre la mesa no son pocos para que el ciudadano pueda tomar una decisión y brindar su consentimiento informado para continuar inoculándose con esta sustancia que continúa siendo experimental, tomando en consideración precisamente la tan promovida máxima: ” beneficio versus riesgo”.

 

El autor es periodista acreditado por el Departamento de Estado de Puerto Rico                                Miembro de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO)
Miembro de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ), Wa.DC