VIRUELA DEL MONO:

Lo que sabes, lo que debes

saber y lo que no te dicen

Por: José Santiago Gabrielini

Periodista

martes 19 de julio de 2022

En medio de la nueva campaña mediática de terror, que por supuesto conlleva más vacunación, esta vez por la “viruela del mono”, en Puerto Rico se ha estado dando una información que pudiera inducir fácilmente a pensar que este virus es uno de transmisión mayoritariamente sexual. Algo que es falso.
Al inicio de la aparición de casos, se habló de hombres del mismo sexo que habían sostenido relaciones sexuales, como indicador común entre los pacientes víctimas del “nuevo” flagelo.
De igual manera se ha estado enfatizando en los medios, el sexo como detonante de la enfermedad.                                                                            Tal es el caso de una nota de  prensa publicada en un periódico de primera circulación en la Isla: “También se hará disponible a la población identificada, al momento, como de alto riesgo, que son personas mayores de 18 años que en los 21 días previos hayan tenido múltiples parejas sexuales, sexo con parejas desconocidas y sexo con personas que hayan presentado lesiones en la piel”.
Sin embargo, según las fuentes científicas, aunque la proximidad del acto sexual pudiera facilitar el contagio, la viruela del mono se transmite a través del contacto con una persona o animal infectado, gotículas respitarorias o material que haya sido contaminado por el virus. No se trata de que en 21 días previos hayan tenido múltiples parejas sexuales o sexo con parejas desconocidas, algo que tampoco es recomendable por diversidad de razones. Se trata de contacto con personas, animales o material infectado.

Lo cierto es que la viruela, como la hemos conocido, es una enfermedad de transmisión o propagación lenta, en todas las poblaciones donde se ha presentado a lo largo de la historia; así como poco común. Y su prima, la viruela del mono o viruela símica, lo es aún más. Cualquier cambio en su patrón de contagio o sintomatología, debe ser causa suficiente para levantar bandera e  investigación.

Su período de infección puede durar entre dos a cuatro semanas y su tasa de mortalidad es baja, siendo ubicada por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) entre un 3% – 6%.
Como me comentó un amigo epidemiólogo: “Lo importante es evitar que se vaya a convertir esto en ‘otro covid’… Los mercaderes no tienen escrúpulos en seguir metiendo pánico a la población; espero que la gente no empiece a pensar que van a coger viruela del mono caminando por la calle.”
La viruela símica se diagnostica realizando un estudio diferencial de síntomas. Se pueden realizar laboratorios de Reacción de Cadena de Polimerasa (PCR) con muestras de sangre, aunque preferiblemente deben ser de líquido de las pústulas cutáneas.
Se utilizan antivirales para su tratamiento, específicamente el recientemente aprobado fármaco Tecovirimat, vendido bajo la marca Tpoxx y producido por la farmacéutica SIGA Technologies. Las infecciones bacterianas secundarias deben tratarse como esté indicado.
Vacuna de alto riesgo:
Una de las vacunas con mayor cantidad de exclusiones por el riesgo de reacciones adversas, lo es la vacuna de la viruela, la cual funciona con la inoculación de un virus “vivo’ llamado vaccinia, parecido al de la viruela, mediante el cual se crea memoria inmunológica a largo plazo.                        La suspensión acuosa que se utiliza en las vacunas actuales, pertenece a la nueva generación optimizada de vacunas.
La vacuna de la viruela dejó de ser administrada entre las décadas de los 70’s y 80’s , tanto por la desaparición de la enfermedad y por su peligrosidad, como por su baja rentabilidad, al ser esta una enfermedad altamente controlable.      Y aunque se le atribuye a esta vacuna la erradicación de la enfermedad, la misma desapareció sin vacuna en diferentes períodos de la historia, toda vez que  la viruela es conocida desde hace más de 3,000 años, existiendo registro documental de la misma en el antiguo Egipto.

Por el alto riesgo que representa: Niños y jóvenes menores de 18 años no deben recibir esta vacuna. Personas con condiciones dermatológicas, como dermatitis atópica o afecciones cutáneas activas agudas, crónicas o exfoliativas, que alteran la epidermis, no deben inocularse con esta vacuna. Mujeres embarazadas o que deseen quedar embarazadas en los 28 días posteriores a la vacunación, no deben inocularse con esta vacuna, ni mucho menos madres lactantes. Además, personas con problemas o condiciones inmunológicas, enfermedades autoinmunes, cáncer o que estén recibiendo radioterapia, medicamentos inmunosupresores, u otras inmunodeficiencias, no deben inocularse con esta vacuna.                                  Cabe señalar que en este último renglón, existe una amplia variedad, con más de 80 trastornos autoinmunitarios que pudieran ser considerados como exclusores para la inoculación con esta vacuna.
Una preocupación que empieza a emerger entre la comunidad científica, es la interacción desconocida entre las vacunas ARNm, inoculadas a gran parte de la población, y la vacuna de la viruela, más aún cuando es objeto de estudio la erosión inmunológica que ya se le atribuye a las múltiples dosis de las vacunas contra el Covid.
De hecho, existen teorías no confirmadas aún, en torno a que la tal “viruela del mono” es resultado de esa erosión inmunológica, que trae consigo una gran cantidad de enfermedades oportunistas y reacciones muy similares a la viruela. Se conoce, y ha sido ampliamente documentado, que una de las reacciones adversas, tanto de las vacunas ARNm, como de la viruela, son violentas reacciones cutáneas.
De otra parte, un estudio científico en la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina, del Gobierno de Estados Unidos, pone en relieve el riesgo de miocarditis y pericarditis, que mucho antes que las vacunas contra el Covid, han sido vinculadas a estas vacunas. De hecho, fue una de las razones para su retiro por décadas del mercado, junto a sus otras muchas reacciones adversas, más allá de que la enfermedad haya sido controlada. Naturalmente eran tiempos donde los parámetros médicos de riesgo eran mucho más conservadores.
“La vigilancia pasiva subestima significativamente la verdadera incidencia de miocarditis/pericarditis después de la inmunización contra la viruela. La evidencia de lesión subclínica transitoria del músculo cardíaco posterior a la inmunización con vaccinia es un hallazgo que requiere más estudio para incluir la vigilancia de los resultados a largo plazo. Se necesita vigilancia de seguridad activa para identificar eventos adversos que no se comprenden bien o no se reconocen previamente”, reza la conclusión del estudio.
Así las cosas, ante la realidad del bajo contagio, el ritmo lento de propagación atribuible a la viruela del mono y el historial de reacciones adversas de esta vacuna, sería prudente no salir por terror corriendo a vacunarse en los 29 centros de vacunación, los cuales raudo y veloz ya fueron habilitados por el Departamento de Salud de Puerto Rico.

El autor es periodista certificado por el Departamento de Estado de Puerto Rico                          Miembro de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO)
Miembro de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ), Wa.DC